Cesar Cañas
Pocas veces he salido de tan mal humor como de este establecimiento.
Hace más o menos un año fui a mirar unos coches. Me encantó un Kia, era perfecto para mi, casi no hacía falta vendérmelo. Pues gracias al “vendedor” un señor mayor de traje me fui sin el.
Creo que nunca vi a nadie con tan pocas ganas de vender como este tipo. Pasota, ni idea de lo que hablaba, no decía más que superficialidades sobre el coche, ni siquiera me dejó abrir el capó para ver el motor. Con más de 15 años de carnet de conducir no me hace falta que desde el momento que pongo un pie en el coche para probarlo me vayan dando instrucciones de como girar, frenar, cuando cambiar de marcha... no gires aquí que me arrugas la alfombra al salir... un detalle que ya nos hizo reírnos a mi pareja y a mi por lo absurda que era la situación, fue cuando al parar en un semáforo le hice una pregunta al tipo este sobre el coche y no desembrague y puse punto muerto para hablar con el, a los 5 segundos me dice, suelta el embrague, suelta el embrague y quita la marcha que así no puedes estar que me estropeas el coche... surrealista.
Pero el detalle que fue la gota que colmó el vaso y gracias a la cual me fui de allí súper enfadado y sin coche.
Desde el minuto número 1 le dije al tipo este que me llevara a una vía rápida, que quería probar el coche para ver como tiraba. Como veía que no me llevaba se lo dije varias veces y me soltaba “que va hombre que va” pero para que probarlo por una vía rápida si ahí todos los coches andan, lo tienes que probar por donde yo te diga que yo se. Pues practicamente todo el trayecto que hice fue por caminos que se podrían llamar de pueblo a 50-30 todo el rato.
Si no le apetece trabajar váyase a casa, que sobra gente que lo haga mejor que usted. O cambiad de vendedor por dios