Blanca Mato
Después de 7 años como socia del club, decido darme de baja durante 4 meses por Erasmus a partir de febrero. El 1 de febrero, sin darme cuenta, me apunto a mi clase en la app y voy al gimnasio como un día cualquiera. Me dicen, como es lógico, que ya estoy dada de baja y que no puedo entrar. Les pido por favor si les importa que entre, pues ya estoy vestida y he hecho todo el camino hasta el gimnasio, al final es solo una hora y sobran huecos. Me dicen que si quiero ir a la clase debo pagar el mes entero.
7 años de fidelidad al club, 84 meses, 8.400 euros.
Tras demasiadas decepciones como esta (repetidos intentos de cobrarme en exceso, de pagar matrículas que no me correspondían, etc.), he decidido, tras mucha reflexión, no volver al club.
O2 Wellness ha perdido a una de sus mayores clientas, la cual, además, aportaba buena publicidad al centro y gracias a la cual han conseguido 8 nuevas socias.
A pesar de todo, recuerdo con cariño a todos los magníficos entrenadores del club y a mis compis de clase; ellos son los que han hecho de este centro mi segunda casa durante mucho tiempo.
Sin embargo, lamentablemente, a veces las malas intenciones del personal administrativo de una empresa, junto con sus escasos conocimientos en retención de clientes y su falta de empatía, pueden acabar con las ganas y la ilusión de una joven apasionada por el deporte, que en un principio parecía ser una clienta incondicional.
Por todo esto, nunca más me atrevería a recomendar el Club O2 Centro Wellness a nadie.