Verónica Roldán Preciado
Una semana después decepciona muchísimo. A las 12 no se puede respetar la distancia de seguridad y sigue entrando gente. Muchas familias con niños sin una sombra donde guarecerse. Aforo más que sobrepasado. Suelo muy sucio, con hojas y colillas. Gente fumando en el césped a pesar de no estar permitido. El personal sólo da avisos de la prohibición de fumar y del deber de guardar la distancia de seguridad, pero no se cumple. No hay personal responsable a cargo para hacerlas cumplir y dan ganas de llamar a la policía. Los bañistas ponen sillas y mesas en el césped, el merendero por supuesto está lleno con todas las mesas ocupadas con neveras y bolsas a pesar de no estar permitido reservarlas, pero una vez más no hay personal para controlar eso. Y no te dan la opción de devolverte el dinero, así que una vez aquí sólo te quedan dos opciones, o te arriesgas a infectar te o te vas y pierdes el dinero de la entrada.
Hoy no hay problemas de aforo. Se nota que es Agosto. Suficiente sombra disponible. Los baños impecables, como siempre. Y, como siempre, según nos comenta el personal de la piscina cuando hemos ido a quejarnos, el cocinero está sin mascarilla en la cocina. Parece ser que le llaman la atención continuamente y no modifica su actitud. No se puede ser más insolidario.