Fernando Muñoz Fernández
Mi experiencia en este establecimiento no ha sido lo que me esperaba. En la primera consulta, fue recibido por un tal Chema. Todo bien y me fui animado para seguir el tratamiento semanal, hasta completar las cuatro sesiones, evaluar la evolución y el resultado obtenido para posterior, concretar un posible tratamiento de mantenimiento. En la segunda consulta, todo cambio con este señor. Al preguntarme si he realizado los ejercicios en casa (respiración y golpecitos en el Timo para su activación), respondí sinceramente que no a diario. Vamos, como si le hubiera dicho que he matado a su gato. Él respondió: Que eso así no podía ser, que no íbamos a perder el tiempo, que no estaba cumpliendo con mi parte, etc. Me monto un pollo, tratándome con rechazo y exigiendo obediencia, como si de un niño pequeño se tratara. Hay formas de animar a un cliente/paciente en su segunda visita a realizar los ejercicios en casa, y con más razón, cuando presenta una favorable disposición a ello. Aún presentando una negación a realizar los ejercicios en casa, no se rechaza a nadie que llega a una consulta con el deseo de recibir la terapia que ofrece, cumpliendo con su cita y desplazándose 50 kilómetros. Un trato correcto es esencial en cualquier actividad y mucho más en el servicio de la salud.