Carmen Barquero-Ruiz
Como diría mi Silvia: las energía mueve las cosas. La preocupación de en qué manos dejar la responsabilidad de capturar los momentos más especiales de tu vida no es tarea fácil. Máxime si, como yo, no eres una persona especialmente fotogénica ni tienes mucha soltura delante de las cámaras. Hay que ver, explorar, y en mi caso, guiarse por el corazón y los estilos de cada fotógrafo. En cuanto fuimos a visitar La Cámara Roja y cruzamos las primeras palabras, en este caso con Silvia, sentí eso que se siente cuando tienes claro que estás en casa. Visitamos otros fotógrafos también excelentes, pero Silvia y David tienen ese plus de naturalidad que se necesita/quieres en días como estos. Mi mayor preocupación era que no quería estar pendiente de las fotos, que no quería tener que posar para tener las fotos que quería con la gente que quería. Tenía claro que buscaba ver las fotos de mi boda y verme a mi y a mi pareja, felices, y que expresásemos lo que estuviésemos sintiendo, con lo bueno y con lo malo, somos nosotros. Sin tener que perderme momentos de la celebración por estar preocupada de las fotos. En este sentido, han superado las expectativas. Cada foto representa los momentos más emblemáticos de ese día, fotos desenfadadas, reales, y que reflejan a la perfección todo lo que sentíamos y sentían nuestros invitados, con ese toque de arte que solo los grandes consiguen. Sin dejar de lado la inmensa calidad humana y profesional, siempre atentos para solventar dudas e inquietudes. Ah! y rapidísimos, que siempre llega la impaciencia para ver algo de su trabajo y tienen el detalle de ir adelantándote cositas. Mención especial también a los montajes de vídeo, creo que no he visto uno más bonito en mi vida, y no porque sea el mío ^^.
En conclusión, ¡Muchísimas gracias por vuestra atención constante, por hacer que disfrutásemos aún más de ese día, y en definitiva, por vuestro arte, que os da esa facilidad para hacer de cualquier rincón a la orilla de la carretera un escenario ideal (literal)!