Soraya Fernandez
Nada más llegar para coger la habitación, la Srta de recepción Vaina y otra compañera, muy desagradables, reservamos por teléfono dos noches y solo tenían apuntada una noche, todo su interés era que le enseñáramos la reserva, cuando en reiteradas ocasiones le dijimos que no la teníamos porque lo hicimos por teléfono, al final lo solucionaron, pero fue con ese personal mal rollo desde el principio, yo puedo entender que puede ser un trabajo estresante, pero mi pareja y yo no tenemos la culpa, aconsejo un cursillo de modales.
Con respecto a la habitación, la verdad que fue una sorpresa agradable a espaciosa y limpia, con una cama de matrimonio enorme y con terraza, único malo que no dispone de ascensor, es cierto que solo hay que subir 1 planta, pero tengo discapacidad y me cuesta un poquito, yo actualizaría un poco el plato de ducha y cambiaría la posición de la televisión un poco más centrada, pero bueno es lo de menos.
El restaurante no vale para nada y precios caros, comimos un viernes paella y pollo asado, arroz pasado y el pollo seco, lo mejor el postre que estaba riquísimo. Los desayunos carísimos, pides café caliente y te lo sirven templado, los azucarillos podrían ser un poquito más grandes.
¿Volvería? Pues depende, sí encuentro por la zona algo mejor, no, pero sobretodo por el trato del personal mencionado anteriormente.