Benjie
Aunque pasé en este lugar desde los 5 años a los 12, nunca estuve en una iglesia evangélica aquí.
Mi experiencia es positiva y volveré sí tengo oportunidad y al mismo tiempo aconsejo visitarla.
Ya desde la entrada te reciben con cordialidad, saludandote con una sonrisa en el rostro, que será la premisa que ondeara en su bandera hasta que marches.
Celebran la cena del señor, tomando todos al unísono el pan y el vino, por lo que si tienes pensado participar, habrás de conservar tu pedacito de pan y tu vasito de vino, hasta que el pastor y toda la congregación al unísono lo tomen.
Muy respetuosamente, al ser un visitante, no te pasan la bolsa de la ofrenda, para que no te sientas obligado. Pero si prefieres participar puedes hacerlo, dando señal clara de tu decisión.
La alabanza no es libre. Las canciones previamente están elegidas. Pero la alegría, unanimidad y espíritu de alabanza que demuestra la iglesia, es envidiable.
Tampoco es libre el tiempo antes de la predicación. Una persona dirige en todo momento el discurrir de la reunión.
Las mujeres participan activamente en las funciones de la iglesia, por lo que si ésto te resulta violento por tus creencias, habrás de tenerlo antes en cuenta.
Me he sentido confortable y confortado en compañía de mis hermanos, a los que agradezco su cariño y bendiciones.