Rosa
Coincido con el comentario de falsedad que alguien menciona en otro comentario, y en especial acerca de la persona que tiene el cargo de fundadora, gerente y trabajadora social, María Cereceda.
Mi madre fue usuaria (con plaza pública; se trata de un centro concertado) que, a la reapertura del centro tras el cierre por el confinamiento "se quedó fuera de cupo". María realizó una muy caótica gestión de comunicación, sembrando dudas y confusiones que un buen profesional hubiera evitado, y sin asumir ninguno de sus errores y responsabilidades.
Es más, aún no pudiendo acudir mi madre al centro a pesar de ser por causas ajenas a su voluntad, lo que significaba tenerla en casa, María llegó a justificar que tenía que pagar su cuota de plaza porque en el centro iban a tener más gastos derivados de la limpieza, etc. Cuando le dije que no pagaría nada si mi ama no iba al centro, se mostró el autoritario carácter que de alguna manera ya se dejaba intuir de María, soberbia y nula disposición a ayudar. Tras mes y medio sin ir, di de baja a mi madre del centro. Al de nada el centro cerró temporalmente de nuevo por el tema covid y le pedí a María que me informara de la reapertura para ir a buscar los enseres de mi ama, a lo que no accedió. Además y entre otras cosas, en el mes y medio que mi madre no había podido ir al centro tras el confinamiento por esas causas ajenas a su voluntad, no se interesó por su estado ni envió la pequeña idea de tarea diaria que solía enviar los días laborales durante el confinamiento a los usuarios (ideas nada del otro mundo; una sugerencia que le hice que aunque también sencilla hubiera sido realmente mucho más beneficiosa para los usuarios no obtuvo su "aprobación"...).
Ni mi madre ni sus familiares creamos nunca ningún problema, y a raíz del simple hecho de cuestionar sus, por otro lado, falsas afirmaciones, todo en María indicó que ya no éramos bienvenidas. Me pregunto si hubiera pasado lo mismo si mi madre hubiera sido usuaria con plaza privada en ese momento.
Que nadie se deje engañar por la aparente sonrisa de María. Claramente necesita aprender a tratar con el cliente, a hacer autocrítica y a asumir errores. Y muchas muchas dosis de humildad, pues no le viene de serie; es habitual en ella aprovechar cada ocasión para alabar ideas y cosas relativas a ella y su centro que no son para nada excepcionales.
No me voy a molestar en leer lo que conteste pues es capaz de escribir que no le consta quién soy, y luego ponerse una reseña ella misma con 5 estrellas para así contrarrestar las malas reseñas que tiene; acciones ambas que parece tener costumbre de hacer como reacción a las reseñas que no son de su agrado.
Rosa Ortiz