Txema Bermudez
Por fin un sitio en Huelva donde disfrutar de una carne de calidad (que no sea cerdo) a las brasas.
Podemos comenzar describiendo el entorno, paradisiaco, en mitad del campo y desde donde se divisa el agua del mar al fondo. Además cuenta con un amplio jardín donde dejar a los niños correr y jugar.
La materia prima es de 10, muy buena carne nacional seleccionada por su chef Julio, desde vaca rubia gallega, buey, Angus, de Ávila y hasta wagyu de Santa Rosalía. Y la carta de vino es extensa y muy cuidada, con DOs de todo el país.
Los productos de buena calidad y una buena mano en la cocina y las brasas no pueden dar otro resultado que algo exquisito.
Los precios no son bajos, simplemente acordes a la calidad de los productos.
El único pero... el servicio. Tienes un entorno y productos de calidad pero un servicio que no está a la altura. Ves a camareros correr durante el servicio, les preguntas por sugerencias a la hora de tomar la comanda y la respuesta es “cualquier cosa, lo que quieras”, solo uno toma la comanda y con prisas... además al pedir vino por copa me ofrecieron sólo una opción, Somosierra. Al finalizar el día y comentarlo con el dueño me dijo que por copas tenían una gran variedad...
Me ha gustado tanto el sitio que en un fin de semana he repetido.
El primer día, dos personas, pedimos milhojas de berenjena y queso de cabra con miel, parrillada de vegetales al grill y de carne a la piedra un lomo bajo de wagyu, la carne espectacular, unos 300-350 gr solo de carne, sin hueso ni grasa... y viene cruda con tu piedra para darle el punto deseado. 3 cervezas para beber y una botella de agua. Más el servicio un total de 70€.
En la segunda visita, también dos personas, pedimos la parrillada de verduras al grill y de carne el chuletón top de wagyu de la finca santa Rosalía. Espectacular... todo aderezado con una botella de vino tinto Hacienda Monasterio crianza y rematado con un postre de pera con mango. Total 160€.
Los postres desde mi punto de vista prescindibles. Muy mejorables, demasiado artesanales... y el que nos vendieron como estrella y más rico, no se merecían los 7€ de valor.
Que pongan la piedra y puedas darle tu punto deseado es una maravilla... no lo hacen con todas las carnes, así que preguntar.
Además para la espera te agasajan con un poco de paté que untado en el pan calentito que ponen es una delicia.
Otra pega, es que si pides un bollo de pan extra, lo cobran (1€)... que puede verse algo normal, pero pagando 90€ por un txuleton se me antoja innecesario.
Al terminar en una de mis visitas tuve la oportunidad de charlar con Julio, el dueño, y es una maravilla escucharle como cuida el género, la selección y su oficio. Una pena que no esté acompañado por un buen equipo en sala...